miércoles, 24 de enero de 2007

El encuentro

Por una promesa en la adolescencia, dos jóvenes se conocieron.

Phara era un joven de buena familia, como único hijo (tenía cinco hermanas mayores) era el predilecto de papá, tenía la dura tarea de mantener vivo el apellido.
Lo tenía todo y si no lo tenía, su padre o hermanas se lo daban con sólo abrir la boca, no tenía otra preocupación que la de saber a qué sitios ir para que las jóvenes le vieran. Era muy presumido, tenía sus razones...era guapo y tenía locas a las jovencitas del lugar. Tenía una moto , dinero y era guapo...¿qué mas se podía pedir?.

Mehiju, era la menor de tres hermanos, había sido educada como mandaba la sociedad, para servir al hombre, pero tenía alma de luchadora...muchísimas inquietudes y muchas ganas de vivir y aprender, pero evidentemente en esa sociedad no podía hacer otra cosa que acatar lo que ordenaran sus padres y hermanos. Y no le quedaba otra cosa que aceptarlo.

Sus respectivos padres prometieron casar a alguno de sus hijos para seguir manteniendo el vínculo de unión entre ellos.
Según la tradición, el hombre elegía y mandaba, al igual que los estratos sociales marcados por la sociedad.

Un día el padre de Mehiju le dijo:
“Prepárate hoy, arréglate , ponte muy guapa porque va a venir el que será tu esposo”.

Mehiju, sabía que tarde o temprano este momento iba a llegar, pero no sabía que el tiempo pasara tan rápido, sólo hacía dos años que había terminado la escuela y aún le quedaban tantas cosas por hacer....
Pero hizo lo que le ordenó su padre y ese día, estrenó su mejor vestido de seda , la mejor seda que tenía de las que ella tejía en el telar que heredó de su abuela.

Mehiju y Phara nunca se habían visto, aquella era la primera vez...
A Mehiju, el corazón le iba a cien por hora, nunca había pensado en ningún hombre hasta el momento como tal, siempre inmersa en sus sedas y en sus cosas...estaba ahí de pié, mientras él la observaba, se sentía incómoda...su pelo liso negro , las trenza le llegaba hasta las caderas, era menudita, delgada y con la piel fina como la porcelana y su mirada...huidiza pues el color de sus ojos eran inusuales...grises.
Pensaba en lo que sería de su vida a partir de aquel momento, pues sabía que aquel desconocido sería...a partir de aquel momento...su esposo y todo lo que aquello significaba.

A Phara, la cosa no iba con él...pues por el momento no se le había pasado por la cabeza el casarse, pues estaba en la flor de la vida y tenía en la mente varias jovencitas que aún no habían caído en sus redes.
Pensaba que aquella chica, no estaba mal, pero no vestía a la moda, una mojigata hortera ni comparar con las chicas de la capital. Pensaba que aquello era un simple trámite, bien,..sólo verla y luego digo que ni en sueños me caso yo.
Y ahí estaba, desafiante, un perfil delgado vestido con unos vaqueros ,camiseta y zapatillas , su pelo rizado y largo sin peinar al estilo de Morrison.

Cara y cruz, eran la pura imagen de dos polos opuestos.

Así que ahí estaban los dos frente a frente, en el primer encuentro.El siguiente sería para acordar la fecha de la boda, en quince días en el pueblo de la novia claro, una boda por todo lo alto y con muchos invitados....duraría varios días.

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